domingo, marzo 30, 2008

Lemniscata

Uno
El día de hoy ha comenzado una nueva vida para mí. Mis memorias se han ido y no sé por qué (no recuerdo). Me habré dado algún golpe en la cabeza, pero eso ya no importa. Si algo interesante debo recordar de mi vida anterior, ya volverá a mí. A final de cuentas si vivo mi vida nueva sin recordar una sola cosa de la anterior, significa que nada de la anterior era de vital importancia.

Escribo esto porque no creo que a alguien con amnesia se le haya ocurrido hacerlo. Con tantas preocupaciones en la mente lo último que alguien en mi situación querría hacer es sentarse pacíficamente a escribir todo lo que le está sucediendo. Pues bien, aprovechando que la escritura no es algo que se olvide con la amnesia, aquí dejo testimonio de lo que me está sucediendo. Espero que de algo sirva.

Una familia de tres me ha encontrado vagando por el bosque sin rumbo, sin provenir, sin comida y, más importantemente aún, citando a Raúl, “Sin alma”. No sé qué es eso del alma, pero creo que no es algo que olvidé con la amnesia sino más bien algo que nunca he comprendido. Supondré, por el momento, que no tiene importancia alguna. Raúl es el mayor, padre de Ana, suegro de Miguel. Miguel es muy trabajador y hasta ahora se ha portado muy bien conmigo. Entiende mi situación cual si le hubiera pasado a él muchas veces y hace todo lo que está en su poder para que me la pase bien. Ana y Raúl son un poco raros. La primera vez que Ana me vio se soltó a llorar y hasta la fecha no me ha querido decir por qué. Sólo me ve con mucho cariño y me da abrazos que yo no puedo rechazar y que con el paso de los días he comenzado a apreciar, en particular la calidez de sus brazos. De Raúl escribiré otro día porque ya es hora de ir a lavarme los dientes e irme a dormir; es temprano, pero está bien porque ya tengo algo de sueño y Miguel me ha dicho que mañana comenzaré a colaborar con quehaceres domésticos.


Dos
¡Cuánto cansancio! He estado barriendo toda la casa durante las últimas cuatro horas. Es increíble cuánto se puede ensuciar el piso de esa recámara que nadie usa ya. Lo que me lleva al tema de este escrito. No entiendo por qué tienen esa habitación tan bien amueblada y cuidada si nadie la habita jamás. Se me ocurrió preguntar la razón tras de esto pero sólo obtuve silencio de Miguel, una palmada en la espalda de Raúl y otro de los abrazos de Ana. Me di cuenta entonces de que ése no era un tema que yo debiese tocar, al menos no por ahora.

Hace algunos días pasó algo muy curioso. A bit strange, if you were to ask for my opinion. Raúl se sentó a ver la televisión y yo me senté junto a él. Estaba viendo una película de policías o yo qué sé qué. La verdad era una película mala, pero lo raro es que a mitad de la película me di cuenta de que no estaba leyendo los subtítulos. ¡Gracias a la televisión me vengo a enterar de que sé hablar inglés! I can also write it and Ana, who is a very fluent english speaker herself, says that my pronunciation is exceedingly good. Esto de tener amnesia está resultando bastante divertido. Unos días antes de eso me di cuenta de que podía cocinar decentemente y Ana no dejó de llorar cuando comencé a hablarle de la cocina italiana y el sazón latinoamericano. Ha de haber estado muy emocionada por mi descubrimiento gastronómico porque no se pudo contener y salió corriendo a llorar al baño. Las alcachofas que preparé también estaban muy buenas y Raúl no dejó de mencionarlo durante toda la cena.


Tres
Honestamente puedo decir que no recuerdo una época en mi vida más feliz que la que estoy viviendo en este momento. Quizá debería mencionar que me di cuenta de que muy dentro de mí había un sentido del humor un tanto oscuro esperando a aflorar ante la menor provocación. Me he reído como asno estos últimos días de mis propios comentarios; ¡los escucho como si alguien más los estuviera diciendo!

Ocurrió algo muy extraño a la hora de la cena. Me perturbó enormemente pero decidí dejarlo pasar para no arruinar mi buen humor nocturno, feliz continuación de mi excelente humor vespertino y antesala a mi maravilloso humor matutino. Estaba yo contando un chiste que se me ocurrió mientras me trepaba en el árbol de los mangos para alcanzar uno que se veía particularmente suculento muy arriba. El chiste no fue muy bueno, debo admitirlo, pero causó la reacción más inesperada en Ana. Se cubrió la boca, se le llenaron los ojos de lágrimas –aunque no lloró- y dijo “Extrañaba mucho ese chiste”. Cuando le pregunté si lo había escuchado antes me dijo que su ex-esposo se lo había contado una vez en su luna de miel, pero se negó a hablar más del asunto. No sabía que había estado casada con alguien antes de casarse con Miguel, pero me alegro de que ese fulano, sea quien sea, ya no esté porque así pude conocer a Miguel, quien cada día me cae mejor.


Cuatro
He tenido oportunidad de jugar con mi propia inteligencia. Es como el sentido del humor, cuando me oigo responder a alguna pregunta del juego de trivia que jugamos los sábados es como si estuviera escuchando a algún estudioso hablarme al oído. Aparentemente tengo muchos datos extraños metidos en la cabeza y me he dado a la tarea de escribir todo lo que vaya recordando sobre el mundo que me rodea, aunque en realidad no pueda decir nada sobre el mundo que me rodeaba tan de cerca antes de que me encontraran vagando.

Me he dado cuenta, además, de que tengo extensos conocimientos en Física, Química, Medicina, Música, Literatura y la fabricación de pantuflas tejidas. Esto último me sorprendió sobremanera, pero me he dado cuenta de que es más entretenido tejer y resolver problemas sobre el movimiento de los astros que barrer el pórtico o lavar la ropa. Por si fuera poco, hablo francés, alemán y una lengua que aún no sé cómo se llama en español y no sé dónde la hablan. Ninguno de mis familiares (ahora les llamo mi familia, pues en eso se han convertido) sabe de dónde es esa lengua y hasta la fecha no se me ha ocurrido manera alguna de averiguarlo. Quizá algún día vaya a la biblioteca de la ciudad para ver si ahí lo puedo averiguar, aunque a como he estado comportándome últimamente, probablemente no lo haga.


Cinco
He tenido suficiente de las tediosas labores hogareñas. No entiendo cómo es posible que mi familia viva la vida solamente procurando que el hoy sea como el ayer y dejando las cosas preparadas para hacer del mañana un hoy con distinta fecha. Estos últimos días me he dedicado casi plenamente a la lectura de las novelas que están regadas por toda la casa. También he leído algunos libros de los grandes filósofos de la historia y paso muchas horas del día sentado en el árbol de mangos pensando sobre lo que dijeron y haciendo personalizaciones a sus ideas macabras para que terminen siendo aún más macabras. Por el momento esto me parece bastante entretenido, pero se me están acabando las hojas blancas que Raúl me consiguió para escribir mis ideas (y este diario, que de diario nada tiene).

Me parece que la vida en esta casa a la mitad del bosque comienza a ser un poco monótona y aburrida. Miguel me dijo que tienen un departamento en la ciudad que por lo pronto está desocupado, pero perfectamente habitable. Estoy considerando irme a vivir para allá, así tendré mayor acceso a librerías, cafés, parques, gente. Esta vida de ermitaño simplemente dejó de satisfacerme.


Seis
Vaya. Creo que ya van dos meses desde que escribí la última vez. He estado muy ocupado con mi nueva vida en la ciudad. Con eso de que mi familia tiene ciertos ahorros de los cuales viven cómodamente, no he tenido que preocuparme por pedir empleo, lo cual está muy bien porque me permite dedicarme a lo que realmente me agrada: mis libros, mi música, mis paseos por la ciudad, mis nuevos amigos y esa mesera que no deja de coquetearme cada vez que voy al restaurán del amigo de Miguel.

Tengo muchas cosas que contar, pero por lo pronto tengo una cita con la mencionada mesera de ojos enormes y debo prepararme adecuadamente. Uno nunca sabe dónde puede terminar una buena noche.


Siete
Qué difícil es conservar amigos cuando eres notablemente más inteligente que ellos. Algunos lo resienten y se alejan, algunos otros terminan pareciéndome aburridos y de los pocos que quedan, la mayoría tiene mentes demasiado grandes como para quedarse en esta ciudad y terminan por irse.

Cuatro años he estado en este departamento. Se me han acabado los libros por leer. Bueno, en realidad aún tengo bastante libros que no he leído, pero no me apetece leer ninguno de ellos.

Ayer fue la primera vez que me pregunté qué sería de mi vida antes del bosque. Estuve horas imaginándome en diferentes escenarios, diferentes mundos, con diferente corte de cabello y enjuague bucal. Hay tantas vidas que sería tan gratificante tener, tantas maneras de ser feliz pero yo estoy atrapado en este mugre departamento de mierda que no hace más que hacerse más pequeño cada día que pasa.


Ocho
El día de hoy mi vida ha cambiado. Encontré un cuaderno enterrado entre los tablones sueltos del piso de la sala… me tiemblan las manos mientras escribo esto, pero el deseo de dejar la secuela y ver qué tan lejos me lleva este estilo de vida me obligan a seguir escribiendo. El cuaderno pertenece a un tal Sergio quien pasó por lo mismo que yo estoy pasando.

De los detalles de las anotaciones del cuaderno no tiene punto escribir. Sólo me gustaría dejar grabado en este cuaderno un segmento de una canción que viene en el cuaderno de Sergio:

I remember a meadow
One morning in May
With a sky full of dreams
That sailed in that day
I was dancing thru greenwaves
Of grass like the sea
And for a moment in time
I could feel I was free

Creo que es tiempo de que vuelva al bosque. Es tiempo de que vuelva a la felicidad. Es tiempo de barrer la casa y perseguir al gato por las tejas. Es tiempo de volver con mi esposa quien me ama sin importar cuantas veces haga yo esto.

Me pregunto cuántos cuadernos habré escrito hasta ahora…


Uno

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde cuando te subes a los arboles de mango?

Frey dijo...

Debo admitir que es el mejor cuento (suponiendo que sea un cuento, nunca se sabe contigo) que he leído en algún rato.

Saludos!

Rociíto dijo...

Te dije que todos escribíamos una novela... aunque esto es un cuento pero el punto es que siempre escribimos algo... por cierto, el bato debió haberse puesto a trabajar en lugar de hacer nada... dar clases, viajar, lo que sea y no volver a ese lugar en el bosque...

Charlotte Corday dijo...

me gusto mucho :)

Charlotte Corday dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Galaz dijo...

Estoy de acuerdo con alfrodo. El mejor cuento que he leido en mucho tiempo, o talvez es un relato de una vida pasada? (o un suenio?)... o alguna otra cosa.

Creo que reelere el post.

Entre porque queria ver si habias escrito algo sobre ese deseo que pediste de genocidio y/o(u) holocausto. Pero me fue mejor.

Ok, buen post... hasta luego.

Dios Dios dijo...

Mmm... los mensajes de odio no son muy de mi agrado. Digo, es divertido de vez en cuando andar insultando a algunos por aquí y por allá, pero no como para dedicar un post entero a semejante actividad.

Igual y ya lo he hecho antes y no lo recuerdo, jaja.



Como una nota al margen, en youtube hay muchos videos de "música" peruana que es la razón por la cual deben morir TODOS!! TODOSS!!! Cosas como La tigresa del Oriente hacen de este lugar un planeta seguro para vivir: ninguna raza se atrevería a luchar contra semejantes armas como las poderosísimas letras de dicho ente... estúpidos peruanos.

LanthanumHexaboride dijo...

POR FIN me di el tiempo de leer UN post, jaja. El título le queda demasiado bien...
Tenía SIGLOS sin leer un cuento.

Rocío: Hasta donde yo sé (sin implicar que sé algo concreto, o que en realidad es más que una creencia), éste no es el único escrito de Darío (de naturaleza literaria, cuento, narración, o lo que sea).
(Aunque no entiendo bien tu comentario sobre el punto de que "siempre escribimos algo"...).

Qué comentario fue suprimido?!

La Tigresa del Oriente jaja. Qué tipa tan repugnante.

Rociíto dijo...

Gerardo: DAriín sabe exactamente a lo que me refiero... Como cuando ustedes van a mi casa a media noche a comerse MI pastel (no importa que DAriín me lo haya dado) y se ríen como asnos ante chistes locales que no puedo entender y que ustedes no explican.

Dios Dios dijo...

Hmmm... no recuerdo cuál fue el "chiste local" que dijimos aquella noche, pero si tuviera que adivinar diría que fue algo relacionado con "La Gloria".