domingo, septiembre 17, 2006

La terribe historia

El título original de esta publicación era: La terrible historia de cómo un iluso que pensó que Linux podría ser mejor para él que Windows y por ello se embargó en una aventura de la que se arrepentirá por el resto de su... mes...

Pero parecía inapropiado.

Esta historia es el relato verídico de mi aventura con Linux, desde la primera vez que pensé Linux hasta este momento, donde aún no termino de arreglar mi computadora, pero ya estoy muy cerca.

Era una pacífica mañana de abril, por ahí de los primeros de Septiembre, por la tarde. Era una noche como cualquier otra, con el calor típico del invierno, pero con la refrigeración prendida. Estaba yo errando por toda la casa, sentado frente al Ordenador, haciendo lo que cualquier usuario normal hace, como hackear la página del Poder Judicial para hacer que aparezca una imagen pornográfica en cada escritorio de windows y cosas así, nada raro. Escuchaba música y disfrutaba del silencio, viendo una imagen en el command prompt y pagando por mi copia de Windows. Entró una luz por la ventana clausurada y me oscureció el temple... "qué es esa luz?", preguntó mi alter-ego. "Será, acaso, un comentarista de televisa? Será, quizá, una quesadilla voladora?". No podía haberme imaginado lo equivocado que estaba en esa soleada media noche de marzo, jamás en mi vida habría podido visualizar la catastrófica dimensión de mi error, casi de extensión infinita, que se extendía por toda mi cama y se quedaba dormido ahí, porque mi cama es como un hoyo negro, no por las capacidades penetrativas (no de penetrar, sino de ser penetrado) del asunto, sino porque una vez que entras, no sales... Fue casi una epifanía aristotélica de la prosódica retórica (levante la mano el que trató de encontrarle sentido a eso), una apocalipsis en mi mente, engatusamiento total de los sentidos y enajenación parcial de mis piernas (ahora la otra mano!). De pronto todo tenía sentido! Era el tiempo propicio y ya estoy diciendo muchas mamadas. El punto es que por alguna razón, mi cerebro, que rara vez funciona como debería y, cuando lo hace, lo hace cuando no debería, en algún recóndito rincón de mi mente, olvidado por el tiempo y las escobas, lleno de polvo y con una muñeca vieja que creía poder hablar con un pinche recogedor, estaba una idea, tan vieja como el tiempo, tan nueva como la era de la computación moderna... la idea tenía un nombre, pero fue creado en una lengua ya olvidada de hombre con tres lenguas, lo que hace que para nosotros, los que sólo tenemos dos, sea totalmente inpronunciable. Pero también tiene un pseudónimo un poco más amigable con nuestro paladar y nuestros miembros en general; la palabra es Linux...

Cada vez que la inpronunciable es pronunciada el caos reina sobre los edificos de Microsoft. Bill Gates se retuerce en su tumba (después de terribles deliberaciones, he llegado a la conclusión de que la única manera en que el sistema solar sea un sistema de cuerpos en movimiento estable es que Bill Gates haya sido una tortuga con la cola torcida y esté, por conclusión, muerto) y los leones de circo se fumen un puro (lo que les causa cáncer, luego muerte y, por ello, decapitan a los cirqueros). Linux... y el cielo lloró. Se cuenta la leyenda de un niño que una vez sobrevivió al salvaje ataque del inpronunciable tan solo con una cicatriz en la frente... pero de seguro son pendejadas de niños.

En fin, como iba diciendo, por alguna razón que sólo aquéllos que comen fideos todos los días podrían explicarnos, se me ocurrió la brillante idea de probar linux. Digo, qué tan dañino podía ser? Qué equivocado estaba...

A final de cuentas el procedimiento es relativamente sencillo, tanto de ida, como de vueltas y también en zigzag. Bajas un programa, creas una partición en tu disco duro, instalas linux en esa partición. Si no te gusta, formateas la partición y la reintegras al disco duro mayor. Sencillo, no? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Bueno, sí, pero NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!

Comienzo el proceso bajando una distribución de Linux que muchos me habían recomendado: Ubuntu, y se hace una reverencia. Cabe en un CD, bien lindo, así que por ahí no hubo problema. Se bajó, lo quemé e hice otra reverencia. Segundo paso, conseguir un programa para hacer la partición (de haber sabido que el disco de Ubuntu, y se hace una reverencia más, tenía herramienta para hacer particiones, me habría ahorrado este paso y quizá todo esto se habría evitado); el elegido fue Partition Magic 8.0 (se escucha el abucheo de la audiencia en el fondo). Lo bajé con relativo problema, pero a final de cuentas fui feliz y lo instalé. Comienzo... resize, create new partition, format to NTFS, apply changes. Rebooting. . . . . , . Creating partition: press any key now to cancel the process. . . . Formatting. . . . Process failed. . . Rebooting. . . QUÉ?!! Comencemos a contar: 1. Reinicio la pinche máquina y cuando intenta entrar Windows, pantalla azul de la muerte!! NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO: 2. Ok, don't panic, dice la Guía del viajero intergaláctico en letra "large and friendly". Soluciones... soluciones... PIENSA!! Me golpeo en la cabeza varias veces con un bocho que guardo en mi closet para estas ocasiones hasta que se me ocurre algo... LINUX! Sí! Quizá se creó la partición y ahí puedo formatear e instalar Ubuntu, y se hace una reverencia. Meto el cd de Linux (ya me cansé la espalda de tantas reverencias) a ver qué pedo. Bootea, entra la instalación y sale la lista de discos duros... no se hizo la partición... Pero mira! Por alguna razón hay una partición de 4 gigas ahí suelta... probablemente creada por windows o Dell (más adelante me di cuenta de que siquiera verla fue un error de los que sólo se arreglan con llanto y coplas). La formateo e instalo linux ahí, para ver si puedo rescatar mi información del otro disco duro (información que, cabe mencionar, nunca respaldé por tremenda hueva) y ya formatear la partición grande e instalar windows de nuevo. Ok... formateando... instalando... durmiendo... seh... Linux ha sido instalado. Felicitaciones! Reinicio la máquina, comienza a poner un chingo de Texto como lo hace linux (y como solía hacerlo windows en sus buenos tiempos donde las cosas eran más simples y las mujeres más bellas)... Checking this.... OK, Checking that... OK, Check THIS!!... NO!.... Final Check.... OK... dcuevas@dsl.123.425.22.01>: _ ... coff coff... ahem... AHEM... qué pedo?! Por qué, POR QUÉ está el pinche command prompt(terminal)?!! NOOOOOOOOOOOOO: 3. Ok, ok, don't panic my ass! Ok... Reboot, Enter... de nuevo a la pinche terminal. Lanzo gritos pidiendo ayuda y donas. Por ahí alguien contesta. Oh, gran sabio, dime qué puedo hacer si tengo este problema! Y el gran sabio contesta YO QUÉ SÉ, o sea que sabe pero, por humildad, no me lo dirá. Ok... ok... ya puedo entrar en pánico? Sip, ya puedo... Bueeeeeeno, ni pedo... de seguro tiene que ver con los sectores de arranque y con windows queriendo ser The One y todo eso del salón de las almas perdidas (aquéllos que tuvieron en sus manos el Exell de Office 97 sabrán de qué hablo). Solución: formatear TODO el disco, perdiendo, claro, toda mi información. Después de como dos horas de profunda deliberación y palomitas de maíz, decido hacerlo. Nimodo, son sólo 50 gigas de mp3 y películas, como 5 años de conversaciones de msn y archivos recibidos... Lo más curioso es que lo que más me dolió perder fueron unos archivos de texto (uno donde tenía como 6 fechas anotadas, uno donde tenía información para sacar mi visa y otro donde tenía una dirección apuntada), mis imágenes (que han de haber sido unas 100, a lo mucho, pero escogidas una por una de entre miles por todo el pinche internet) y los fondos de escritorio que suele hacer Silvana para mi computadora.

Cualquiera diría que nadie me enseñó a usar la tecla Enter. Pero claro, ese Cualquiera es medio metiche y chismoso, así que no le crean nada.

Con lágrimas en los ojos y maíz en los dientes, un tremendo dolor en el alma y en el trasero por estar tanto tiempo sentado, booteo el cd de Ubuntu, y se hace una reverencia, para formatear todo el disco... Delete partition, format... Install. Installation complete, please enjoy Ubuntu, and a reverence is made. Chingón, a ver si se arregl...dcuevas@dsl.123.425.22.01>: _ ... Creo que se me saltó una vena en la frente, en ese momento... NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO: 3 (no, no perdí la cuenta sino que, en realidad, es el mismo error). Y en ese momento derramé una lágrima, pero no era mía, sino de un frasquito que tengo por ahí de lágrimas para derramar que me gané en una rifa. Son importadas de los niños de Taiwán que trabajan en las fábricas.

Ok... qué hacer, qué hacer... Bien, le preguntaré a otro sabio. El sabio, que no es más sabio que la tercera pared de mi cuarto (aunque sí más que la segunda... pero es que esa pared es subnormal), me recomienda otra distribución de linux, Knoppix. Bueno... voy a la computadora de mi madre y, con mi último CD en blanco de la torre, lo quemo. Booteo el cd y, para mi sorpresa, entra linux directamente, sin instalar nada.... era un pinche Live CD (cuya función es ésa, justamente)... NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO: 4. Esas madres sirven para rescatar tus archivos o instalaciones previas cuando te pasan cosas como las que me pasaron a mí... o sea que de haber tenido ese cd antes, pude haber salvado mis archivos, pero a estas alturas del proceso YA NO ME SIRVE!!! Chingado... pero bueno. Abro el pinche firefox y... oh sorpresa, no tengo internet, no está configurado, NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO: 6. Busco la configuración de la tarjeta de red y sí está configurada! Instalada, maquilladita y con su vestido de coctel! Qué pedo?!! Bueno, de nuevo recurro al sabio antes mencionado el cual lanza una sonora carcajada (la cual no esucho, pues vive al otro lado de la ciudad) y me da una sencilla solución al problema. Finalmente tengo internet de nuevo pero... no tengo sonido... qué raro. Igual no me interesaba en ese momento.

Ok, luego continuo con la parte más accidentada de la historia...