jueves, marzo 08, 2007

La temible historia de los paréntesis innecesarios.

Otrora: Un día cualquiera.

Oigo un ruido. Seis de la mañana, un minuto. De vuelta al mundo real, o al cualquier mundo para tal efecto. Bendito sea el sueño sin sueños y benditos sean los sueños que uno tiene cuando está despierto. Me bañé anoche...? Tardo unos segundos en responder esta tan importante pregunta. Sí; dormiré veinte minutos más. No; dormiré veinte minutos más y llegaré veinte minutos más tarde. En cualquier caso termino por levantarme, como quien no quiere pero debe, sólo que yo no quiero, no debo y no tengo ni la más mínima idea de por qué lo hago. El camino a la escuela es largo, muy largo, especialmente cuando hace diez o quince minutos estabas babeando felizmente cual si no pasara nada. Bellos momentos en los que tu status social, mental y moral te permiten babear sin reparo alguno en las consecuencias de tus actos (por ejempo, el hecho de que casi inevitablemente rodarás un poco y colocarás alguna parte de tu bello rostro sobre ese charco malviviente, maldiciendo de vez en cuando cada vez que sucede (uno pensaría que de suceder una vez aprenderías la lección y dejarías de babear, de rodar, o te irías a cagar a casa de otras gentes, pero no, somos de esos divertidos animales que se tropiezan dos, tres, cuatro o hasta doscientas veintidos veces con la misma piedra (o charco malviviente))). Qué fácil es perder el hilo del texto cuando anidas tantos paréntesis... En fin, como decía, esos bellos momentos que te dedicas a extrañar durante todo el día, exhalando de nostalgia, pensando en tu infancia, tu juventud, tu vejez y tus pelotas (aplicable a ambos sexos, aunque no sé qué tanto se detengan las mujeres a pensar en sus pelotas, porque los hombres lo hacemos más de lo necesario y decente...), momentos en los que te viajas recordando cuán viajado estabas en la noche, cuando sólo un estímulo externo, interno o que da vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas... ... ... -mirada perdida- ... sólo dormí dos horas.

Que ondas joto. Qué pedo. Qué haces despierto tan temprano?. Tengo que ir a la escuela. Aaah, sí es cierto; y qué haces?. Me... preparo para ir a la escuela...?. Ah... y tu mamá?. -y uno pensaría que después de tres semanas de contestar cada día a esa pregunta con un resonante "está dormida" el mensaje quedaría claro- Está dormida -obviamente no queda claro, por algo pregunta...-. Ah... pues si la vez, dile que venga a hablar conmigo -pero yo ya no estoy para contestar, pues me fui a hacer algo bien divertido (ajá) como lavarme los dientes, desayunar o platicar con el lagarto atrapado en el escusado (lagarto o lagartona.. aún no he podido determinarlo pues todo lo que se ve es la cola y son muy parecidos por detrás esos animales).

El dolor de estar despierto aún no se va, pero el tiempo sí. A la madre! Ya es bien tarde! La noticia, pese a los notables signos de admiración, no me impacta demasiado. Es más, creo que hasta comienzo a caminar más lentamente, respirar más lentamente, pensar más... menos... dos tres... digo, no sé si se le pueda llamar pensar, porque pensar pensar, como que no... pero sabe, yo nomás oigo el zumbido de mi cerebro y el abanico de ventilación en la parte trasera de mi cabeza. Quizá mi oído está demasiado cerca del CPU de mi computadora...

Actividad 2. Ejecutar el programa bl abla bla, elaborar una tabla de datos, bla bla bla, graficar b la bla bla... Comentar sus resultados. "mis resultados fueron geniales". Suficiente comentario? Comentar sus resultados... si tienen una pregunta, formúlenla! Comentar sus resultados...

Como decía antes de ser interrumpido por la temible visión de un pasado inolvidable (que había olvidado hasta que vi esa hoja del curso de térmica al lado del cpu) lleno de palíndromes (la palabra palíndrome debería ser un palíndrome... qué idiotez), ranas de metal, ratones de plástico y una tipa cuyo nombre ya olvidé con la que jamás he platicado pero cuya mano derecha, de uñas teñidas de color negro-vida, he estado observando por un rato (las mujeres que se pintan las uñas negras, en mi experiencia, no saben pintarse las uñas y pintan más dedo que uña, más uña que párpado, pero, extrañamente, más párpado que dedo... paradojas de la vida). Eh... mezclé el pasado con el presente, pero es tan irrelevante que me sorprende que siquiera lo esté comentando, supongo que me quedé con ganas de comentar mis resultados. Como decía antes de ser interrumpido por la... como decía, ya es tarde y estoy casi listo para irme. Sólo falta aquéllo que debe tomar máximo un minuto, pero que desde que tengo memoria me toma al menos cinco, a veces hasta diez y sin embargo, debe tomar máximo un minuto. Piedra... tropezar... . Me pongo el cinto (si no lo traigo puesto y si es necesario traerlo. De lo contrario, lo opuesto), busco mi mochila (con su intrínseca habilidad de perderse entre mis taaaaaaaantas cosas, en mi gigantesco cuarto, y cuya posición he olvidado por tanto tiempo que transcurrió desde la última vez que la vi (casi ni tengo nada, mi cuarto no es grande y la dejé en alguna parte la noche anterior...)), la encuentro (o recuerdo que la dejé en el auto y me resigno a... lo que sea, igual ni la uso), busco mi cd player, paso algunos segundos-que-son-en-realidad-más-de-un-minuto desenredando los cables de los audífonos, hago las operaciones necesarias para que mis tímpanos se vean estimulados casi directamente por una membrana artificial y un magneto, brinco de felicidad (psicología inversa) porque finalmente podré ir a la escuela, me siento un momento a ver si ha sucedido algo de vital importancia y que requiere de mi presencia en el monitor de mi computadora (obviamente a esa hora no existe el universo (más que mi hermana en Noruega, pero ese país está fuera del universo) y nadie de él, me espero unos segundos a ver si dicho evento se sucita mientras estoy ahí, me resigno (digo, me alegro porque nada malo pasó) y me voy. A media escalera me doy cuenta de que olvidé los lentes/el dinero/la dignidad/los zapatos/mi alma y regreso. Finalmente dejo mi casa.

!"#$!"#$ !"#$!"#$!"#$ !"#$!"$!"$ !"#$!"#$!"#$... %$%#&%/)!"#$!"#"#&&(/&8 !"#$&&/&/) !"#$%#$%&%)... Verano - Vivaldi. Si la música se pudiera expresar en términos de las teclas shift+Número, así se vería.

Camino, a la derecha, camino, a la derecha, en diagonal, en espiral, lemniscata, para arriba, abajo, a un lado, pero al otro no porque eso sería estúpido, a velocidad constante, de derivada constante, de segunda derivada constante, de tercera derivada senoidal (es más fácil de lo que parece). A veces saludo al portero de mi colonia (le dicen guardia, pero es para justificar su alto riesgo sin tener que pagarle más), sólo para no verme mamón. A veces ando mamón, lo acepto y no lo saludo. Me sorprende que hasta ahorita nunca me haya tenido que preguntar, segundos después de atravesar la puerta de mi colonia, el usual "Lo saludé...?". Quizá no me lo he preguntado sólo porque no me interesa saberlo. Cruzo el estacionamiento del ley, a esas horas vacío prácticamente (y sin embargo están ahí los tipos que te "ayudan a estacionarte" (son peligrosos, no los vean a los ojos porque los convertirán en piedra y, por consecuencia, chocarán con un auto estacionado... pero se respeta que al menos traten de ganarse el dinero... lo que no saben es que si pasaran tanto tiempo planeando el robo perfecto como lo pasan "ganándose el dinero honestamente (pfft!)" les iría mucho mucho mucho mucho mucho poco mucho mucho mejor)), llego a la parada y me pongo a observar a la gente. Creo que las mujeres poco atractivas se levantan más temprano que las atractivas (inevitablemente alguna se está preguntando mientras lee esto "a qué hora me levanté hoy...?"), porque a esa hora no se ve nada interesante.


Uno de esos días, el lunes, me parece, se paró un ruta 4 frente a mí para reverenciarme, claro está, se bajó una señora (de ésas que se esperan a que el camión esté a punto de arrancar de nuevo para pararse y decir con cara de "qué mal servicio das, eh!" "bajan!!") y cuando iba a arrancar de nuevo el camión, se baja un tipo de camisa clara y pantalón negro con manchas de pintura blanca.. o blanco con manchas de pintura negra... o con un camuflaje hecho por algún daltónico valemadrista. Supuse que era pintor de casas o algo así. Está a punto de arrancar de nuevo y se baja, por la puerta de atrás, un tipo de rostro sonriente con una caja de herramientas roja (Holivera harranca), seguido de un timpo con una llave de tuercas, otro con las manos vacías, por la de adelante se baja otro con camuflaje, otro de manos vacías, todos sonrientes, uno de bigote, uno feo, otro feo, uno de plano regacho y así siguen hasta que el camión se queda prácticamente vacío. Parecían payasos saliendo de un carro miniatura, sólo que de éstos se ríen (contrario a "con estos se ríen") y suelen ser más creativos a la hora de alabar la belleza de una fina mujer (De qué se alimentan las aves? -De alimento para aves, camarada).

-¿Hasta dónde le llega la camisa, caballero?
-Hasta aquí
-Oh, ¡debería estar en una camisería!

"Y sin embargo, se mueve". Realmente Galileo se refería a los camiones del transporte público en Hermosillo. En contra de la opinión de cualquier experto y gracias más que nada al inconmensurable de palos, trapos, tuercas y demás mexicanadas que los habilidosos camioneros le propinan a sus vehículos automotores como respuesta a cualquier falla, los pedazos de chatarra oxidada cuyas láminas se han partido debido a las vibraciones de soprano, cuyas partes traseras yacen de un bello y saludable tono ocre y cuyos conductores están tan sordos como una rana (concluyo que las ranas están sordas porque por más que les preguntaba dónde queda X o Y lugar en Guadalajara, ninguna me contestaba... ni siquiera me volteaba a ver. Como me han dicho que las ranas de allá son muy corteses, concluyo que son sordas) se mueven ágilmente, esquivando (o atravesando) peatones, autos y viejitas. Like an eagle soaring the blue skies searching for higher grounds to procreate. Qué pedo? Qué fue eso?

De pronto me golpeó un aroma que tenía algunos meses sin oler... fue sólo un golpe.

Y ahora que lo pienso, hace mucho que no me toca que un camión se quede tirado a medio camino. Pensé en una comparación de muy muy muy muy nitanto muy muy mal gusto y me limitaré a reirme solito por haberla pensado.

Me cansé de escribir.