viernes, mayo 04, 2007

Tratado sobre Mitología

Existen en este mundo muchas criaturas fuera de este mundo. Animales tan sorprendentes que son más fantasiosos que las fantasías más fantasiosas del más fantasioso de los fantasiólogos. Animales que por su pequeñez grandiosa o su insignificante grandeza han pasado desapercibidos ante los grandes y los obtusos, los científicos y los religiosos y que, sin embargo y a pesar de todo, girando y rondando, en el suelo y en el cielo, control remoto papel higiénico botella vacía de coca cola zero, están ahí. De algunos nadie habla, de algunos no se deja de hablar. Muchos están convencidos de que Godzilla pulula las aguas del Perú. Algunos temen al ataque de las polillas salvajes o los tomates asesinos. Algunos creen, algunos no, algunos Yo. Otros piensan que Amadeus se volverá loco y matará a todos. Otros escriben una Oda a la Sal. Este párrafo perdió su sentido hace mucho. Que no panda el cúnico, dijo el sujeto de los pantaloncillos cortos y la inteligencia aún más corta. Nadie ha comprobado la existencia de Godzilla (la del Amadeus sí, pero ésa era del sinsentido) y aunque lo hicieran, seguiría siendo un mito. Dejaré este párrafo por la paz; el sentido no regresará.

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Lunes. O algo así. Todos conocemos a los camioneros. Su humor, su rostro, sus gorras que sólo lavan cuando es absolutamente necesario, y esto es en teoría, porque en la práctica ningún experimento a llegado a tal punto, así que no se ha comprobado. Todos sabemos cómo son y cómo tratarlos. Los hay altos, bajos, gordos, flacos. Todos tienen el mismo tono gris de piel y las mismas zanjas en la cara y en la piel, probablemente provocadas por estar expuestos a una corriente continua de polvo, orines y coca-cola. Y uno aquí se debe preguntar "orines?". Yo, en cambio, debo contestar "Sí, orines", y asegurarme de poner una mirada de "No preguntes, bestia". Las bestias no preguntan más. Algunos más malhumorados que otros, todos lo son. Todos tienen problemas. Todos tienen ira muy en la superficie. Pero hay que entender; estos hombres (hasta ahorita no he visto ninguna mujer manejando un camión y me alegro) de cara larga y caderas estrechas (deben tenerlas estrechas para caber en los asientos a veces demasiado pequeños) tienen que lidiar todos los días con una serie de tipos de personas que nosotros los mortales hacemos todo lo posible por evitar. Estoy hablando de los mocosos (no uso "mocoso" como sinónimo de niño, sino como "niño con mocos") que lloran ante la menor provocación, luego rien, luego lloran, luego molestan a los demás, andan por ahí brincando por todo el camión, gritándole al que está enseguida de ellos (los niños tienen problemas para controlar el volumen de su voz, probablemente producto de ser ignorados por sus padres constantemente), diciendo "bajan!" como el que grita "ball" antes de dar el swing y provocan peculiar histeria en el camionero. Estoy hablando de las personas que cargan cosas grandes y abultadas; bolsas grandes con cobijas adentro, o cajas de cartón gigantes o lo que sea, y que hacen del camión una pista de obstáculos, además de tardar una eternidad y media en bajarse del camión (recordemos ahora que las puertas del camión suelen ser más angostas que mis hombros...). Estoy hablando de las señoras que pasan de los cuarenta años de edad y las cuarenta pulgadas de diámetro a la altura de la cadera; estas señoras con un ritual muy peculiar para sentarse (lo noté cuando estaba en la secundaria): Entran, pagan sin ver al conductor, a veces esperan el cambio, a veces pagan exacto. Se agarran de uno de las columnas de metal mientras balancean sus dinosáuricas caderas asegurándose de golpear a los que están cerca con ellas y dirigen su mirada a los asientos para elegir uno para sentarse. Lo curioso es que sólo ven las primeras dos filas; sin importar el calibre de la persona que esté ocupando uno de esos asientos, se sietan a su lado! Es algo molesto porque mi calibre no es así que tú dijeras pequeño y estas mujeres llegan y se sietan a mi lado. No tendría nada de malo, salvo que a veces el camión entero está vacío, salvo por las primeras dos filas, y estas mujeres no se sentarán en los asientos que están más allá de la segunda fila. Algunas, más rockeronas, se sientan hasta en la cuarta fila, pero no más allá. De no haber lugar libre en las primeras dos/cuatro filas, prefieren quedarse paradas, bloqueando con sus caderas el pasillo entero. Estoy hablando de las mujeres (por lo general son mujeres, pero a veces hombres y a veces tan regachos que uno no dinstingue ni quiere dinstinguir) que entran al camión con un pelotón entero de hijos sin entrenamiento. Por lo general hay los lindos y callados, los platicadores y los desmadrosos. Estos últimos son los peores. Son ésos algunos ejemplos de los tipos de personas que uno intenta evitar y con los que un camionero lidia parada por parada, día tras día, año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio, vaso de plástico bocina pelotas de tenis. Es, entonces, de entenderse que los camioneros no puedan estar de buen humor, es simple y sencillamente imposible! Ahumado, el jamón; ahunado, el hecho de que, al menos en la ruta dos, a los camioneros les cobran 50 pesos por llegar un minuto tarde a la parada. Es una mentada de madre, especialmente si no ganas mucho dinero (como supongo es la situación de los camioneros).

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Viernes, o algo así. Hoy fue un día extraño. Vi a unA camionerA. Sip, después de exhaustivas examinalizaraciones determiné que, en efecto, eso que se ve en su pecho no es la acumulación paulatina de polvo, sino senos, y esas manos, aunque más masculinas que las de John, no son de hombre. Es una camionera, baaad to the bone (8)!

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Algún día de la semana, o algo así. Este día es previo al Viernes de la camionera, pero el chiste del título era más gracioso con más de un precedente, para así establecer un patrón antes de burlarme de él. Tiene más lógica.

Venía de la escuela después de un arduo día de trabajo, de ésos que hacen que te duela la espalda, el tobillo derecho y el cuello (estoy recordando la posición en la que me siento a leer en el centro de cómputo y que por lo general me deja así). Caminé hacia la parada, oyendo música como siempre. En el último tramo hube de correr porque ya estaba ahí el camión y no quería que se fuera (ni sé por qué... no es como que tuviera prisa, pero supongo que es lo mismo del post anterior). Me subí al camión y noté algo peculiar en el camionero. Sé que no es nuevo porque ya lo había visto antes, pero había algo distinto y distintivo, su piel no era tono ocre, su ceño no estaba fruncido, no tenía prisa, no estaba tenso... estaba... alegre... sonreía...

Pagué mi tarifa y noté sus ojos verdes que no había notado antes. Quizá no los había notado por el predominante tono rojo-infierno de los ojos de los agitados y por demás diabólicos camioneros que de seguro tenía antes. El tipo platicaba con alguien sentado detrás de él, eso es común, pero platicaban alegremente, sin amarguras viejas y resecas, sin quejas maliciosas y tendencieras, sin la mirada fija en un mejor pasado. Era un espectáculo inusual.

Después de unos minutos después de que dejó de hablar con el que hablaba, noté que seguía con una ligera sonrisa, como un destello de felicidad arraigada de ésas que no se quitan con las penurias de un trabajo sin futuro y una casa sin hogar. Creo que hasta tarareaba algún sonsonete sin ton ni son. En alguna para se detuvo y vi que le decía algo alegre a alguien que estaba abajo, en la banqueta. Luego arrancó y ahí es cuando entendí qué estaba sucediendo; le dijo a uno de esos tipos que cantan con una guitarra, pero sin voz, en los camiones, que se subiera, que no había pedo. Pero se lo dijo tan feliz...

No es un rumor, damas, caballeros y Alfrodo. No lo es! Los camioneros felices, aunque sea como entes no estables, existen! No son sólo una leyenda urbana, no son sólo un mito.




(Nota: esto del camionero sucedió el día que escribí el post titulado "La temible historia de los paréntesis innecesarios" y ese mismo día escribí prácticamente todo este post, excepto lo el último segmento)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial...

Rociíto dijo...

Demando que todos los anónimos mueran... Por otro lado, ciertamente pensé que eso ya lo habia leído antes pero igual pensé que había sucedido en mi mente o en alguna plática contigo, ya sabes, cuando acabo de despertar después de que se ha terminado la película que vimos jajaja PEro yo también vi a una camionera el otro día en el multirutas, un tanto masculina (bastante), lo único que la hacía diferente eran sus pequeños senos, su corte de cabello y sus gafas de sol. Iba a llegar al CC para contarte pero tú, en tu gran pereza, no fuiste, nuevamente, todo es culpa de tycho.

Anónimo dijo...

Ya dejare de ser anonimo, ya que acabo de terminar mi blog, en mi proxima entrada entrare con mi cuenta, y ahi me podran maldecir menos abiertamente

Anónimo dijo...

Caspita, que camionero mas raro. ¿Que sigue? ¿Subir al camión y que tengan música de buen gusto? Quizas hasta se podría disfrutar del transporte urbano

Dios Dios dijo...

Lo creas o no, una vez me tocó un camionero con música chingona (no decente, no escuchable, chingona!).

Anónimo dijo...

lo peor no son los camioneros con mal gusto, si no los pasageros que se juntan con sus compas y sacan el celular y ponen musica pesima a todo lo que da, ademas de hecharse gases y hablar de porqueria y media)y ese tipo de porqueria es de lo peor que se puede platicar en un camion) durante un viaje de 40 minutos

Anónimo dijo...

Repito la dosis de "que marica el comentario de arriba", tampoco es para tanto, jaja "hecharse gases y hablar de porqueria y media", bueno, no me incumbe.
Solo para saber, que tipo de musica chingona?, que tipo de chofer?, como es esto posible!!?
Esta bien, hmmm se supone que con lo de la tarjeta SUBA los camiones iban a ser reemplazados?

Rociíto dijo...

Lo del SUBA es una idiotez, sólo una conspiración del gobierno para asegurarse de que no nos volveremos comunistas... No sería lo mejor del mundo si algun camionero trajera ópera? A lo mejor les gusta la música clásica pero deben de fingir frente a sus amigos camioneros para ser aceptados, a lo mejor ignoran sus preferencias y sus gustos refinados para hacer que la gente tenga un viaje más cómodo y agradable ponen esa "música" asquerosa que se escucha por ser de gusto "popular"... y hecharse gases está mal escrito, debería ser Echarse gases, sin H...
Estúpidos anónimos...

Rociíto dijo...

Y pasageros esta mal! por Dios, que asco de persona! Por cierto sr. último anónimo, aquí no dijiste nada sobre alguna mariconez. COmo escribiste 'Repito la dosis de "que marica el comentario de arriba"', te equivocaste de blog?

Anónimo dijo...

Obviamente
me referia a otro comentario que hice recientemente

Si ya sabes quien soy ¬_¬

Anónimo dijo...

^_^ Es mi otra personalidad