El hotel era, entonces, lo suficientemente bueno para nosotros. Estaba cómodo, limpio y bastante agradable. En particular me agradó el hecho de que si necesitábamos a alguien y no sabíamos en qué cuarto estaba simplemente salíamos al área común y gritábamos el nombre. Era, por ello, muy común oír voces gritando durante todo el día cosas como "Ulises!!" -Qué?! - Dónde estás? - Acá arriba! -Cáele! -Dónde estás? -Acá abajo!... Digamos que la clara comunicación no es el fuerte de los físicos... Algo más propio de los físicos sería:
-Ulises!
-Qué?!
-Cuál es tu posición?!
-En qué sistema de referencias y coordenadas?
-Coordenadas polares esféricas con orígen en mi pezón izquierdo, a velocidad relativa constante, como caso particular cuando la velocidad es cero!
-...
O bien,
-Ulises!
-Qué?!
-Cuál es tu posición?
-No tengo idea, pero mi momento es EXACTAMENTE h/pi!
-...
Aunque la peor definitivamente sería:
-Ulises!
-Qué?!
-Cuál es tu posición?!
-Mi posición y momento no están definidos por sí solos, pero te puedo dar la posición y el momento promedios del ensemble de físicos!
-No, wey! Con la interpretación de Copenhage!
-... Gato de Schrödinger...
-...
(Nótese cómo el nivel Físico de los chistes va incrementando, siendo el último entendido sólo por aquellos que hemos llevado cuántica, jaja)
En mi cuarto (efectivamente, MÍO) permití que se alojasen Ricardo, John, Alfrodo y Tycho. Prácticamente toda la generación. El único que faltaba, sin contar a los que no vinieron, era el Kepler, quien felizmente (en realidad bastante amargamente) se quedó con su padre, escuchando, de seguro, durante todo el viaje frases como "toooooooooooooooooooooooda la matemática"... aunque siendo justos, yo también estuve escuchando esa maldita frase durante toda la semana, pese a que estaba considerablemente lejos del sujeto.
Lo demás del viaje ya lo olvidé y considerando que fue a finales de Octubre, he recordado lo suficiente ya, jaja. Sólo queda un evento por narrar, a petición de Álvaro, co-partícipe de dicho evento.
Andábamos felizmente por el centro, Álvaro, el Luna, Ulises (me parece) y yo, caminando sin molestar a nadie, cual hipopótamo en el agua, pajareando con la campancia propia del que nada debe, nada teme y nada le duele, paseando de tienda en tienda, todas musicales, con la gran escepción de la tienda donde se dieron los eventos en cuestión. La gran plaza de la tecnología, edificio de unos 4 pisos, dos de los cuales están dedicados a una serie de puestecillos baratos donde venden, principalmente, objetos computacionales, aunque también venden otras mamaditas. Estos puestos son irrelevantes, como cualquier otra cosa aquí.
Poco antes de llegar, Álvaro comenzó a comunicarse quasi-telepáticamente (o sea, por celular, a través de un mensaje) con alguien para dejar claro que no llegaríamos al punto de encuentro a la hora preestablecida con la manada mayor. La mente de Álvaro, como la de un cavernícola que se dedica a cazar la cena, sólo puede estar enfocada en una cosa, al parecer. Este hombre no puede hacer lo que todo hombre desea: comer y rascar. O come, o rasca (creo que cualquiera que haya seguido la trayectoria de los tres chiflados sabrá de qué hablo...). Entonces, al parecer, o manda un mensaje o pone atención al entorno. En ese momento estaba mandando el mensaje, por lo que el único elemento del entorno al que le ponía atención era YO; me estaba siguiendo mientras yo paseaba entre los diferentes puestos de artículos computacionales. Nos separamos, por lo que Álvaro y yo estábamos solos en la tienda, mientras los otros dos andaban por ahí. En fin... llegó un punto en nuestra trayectoria en el que nos topamos con unas escaleras. Volteé a ver a Álvaro y le pregunté "subimos?", a lo que contestó con un intento de oración afirmativa (recordemos que su pentium 2 estaba ocupado con el msn)... ... ... Nadie sabe, nadie supo. Ni Álvaro ni yo sabíamos qué pedo! Estábamos de repente parados en un lugar como cualquier otro, dentro de la tienda (todos los puestos se parecen, cada esquina es igual a la anterior y a la siguiente). Volteo a ver a Álvaro y le pregunto "Mmm... sí subimos por las escaleras, verdad?"... a lo que Álvaro, tan confundido como yo, contesta "No sé...". A la madre! No recordábamos si habíamos subido por las escaleras o no! No sabíamos dónde estábamos! No recordábamos qué había sido de las escaleras! Si las habíamos subido o no! No sabíamos NADA! Volteamos alrededor a ver si veíamos algo conocido y NADA! Solamente veíamos que al final de un pasillo había una calle con carros y todo, pero pues... igual esa calle podía estar a desnivel con la otra y a nivel con la planta alta del edificio, o sea que la calle no nos aclaró la duda. Finalmente resolví preguntarle a una tipa que estaba sentada ahí... pero imagínense! De repente llega un tipo y te pregunta "Estamos en la planta alta o en la baja..?" Es como si llega alguien y te pregunta "Oye, estamos en el precámbico o en el mesozóico?!" Algo completamente absurdo! Se imaginarán, entonces, la cara de constricción (jaja) que tenía la tipa cuando le pregunté! Simplemente volteó hacia el final del pasillo, viendo preocupada la calle, y me dijo "En la planta baja..."...
No mames.. no tengo registro alguno de haber abandonado la zona de las escaleras (ni hacia arriba ni hacia los lados). No sabemos qué pedo! Fue el total black-out del viaje!
Existen algunos otros eventos agradables de leer, pero qué pereza. Son las 2:28 am y ni siquiera he terminado lo que tengo que hacer antes de dormirme, sin mencionar que mañana tengo clase a las 8am...
viernes, diciembre 30, 2005
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